19 ago 2013

Tarde..

Se terminan de caer
los pétalos de seda
dando paso a un otoño gris
que amenaza con ser corto
pues las heladas
vienen impetuosas y veloces
a invadir mi territorio...
Se disimula un buen trato
con una mueca en la mirada
que se aparta,
no sin sufrir algo,
de ver hacia tu casa...
Se reparten ignorantes
el más valioso elixir
pensando que es inagotable,
embriagándose con celo
desacralizan
la copa y el templo,
dejando mi alma sin capilla...


Se desmorona una ladera
sobre lo que parecía un poblado
con posibilidades
de existir
fuera del sistema corrompido
y todo
por querer tener de más
y vivir sólo en ferias,
carnavales
y verebenas populares o privadas...
No se duda
de lo juiciosas que son todas
sus vigilias,
ni de las intenciones
que mueven su energía,
no hay rencor
que quede plasmado
en alguno de los pergaminos,
pero si hay una laguna
formada
por mis ríos...
Agua que no estará anegada,
pues con pico y mazo he de romper,
cada barrera
de las que han detenido,
ya por mucho tiempo,
de mis cauces,
llegar al viejo océano...
Se marchita bastante mi mirada
y pienso que tal vez
he de volver  renacer
mil veces,
intentando resolver este enigma,
esta especie de maldición
ensordecida,
donde los sueños,
las claridades
y el perfume
me señalan
la posible redención
y y la vigilia triturante
se ríe a carcajadas,
haciéndome dudar
de las leyendas más antiguas...
Reduccionismos absurdos
y chobinismos insurgentes,
dícense amigos los ladrones
y pacifistas los piratas,
ahora son los Dioses
los que a que carcajadas se mofan,
dejando al desnudo:
las inconsistencias del destino,
desencajando el rostro mayugado
y un nudo en la garganta,
ya ni con sonrisas
se corrige el daño hecho...



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